El pasado martes, 21 de junio, tuve el placer de entrevistar a Anna M. Bofarull realizadora tarraconense que nos ofrece un cine social, realista y de gran sensibilidad. En el caso de Sinjar, visibiliza situaciones que son indignantes y que resultan, o deberían resultar, impropias de nuestro siglo. Entre esas situaciones me sorprende especialmente la de esclavitud sexual especialmente cargada de crueldad, dureza, intensidad y falta de empatía hacia el prójimo. El cine se basa en emociones y a esta película no le faltan.

¡Buenos días, Anna! Lamento que sea una entrevista telefónica, hubiera preferido tenerte presencialmente. Esta situación me recuerda un poco a cuando estábamos confinados y teníamos que lidiar con continuos problemas técnicos.
Anna M. Bofarull: ¡Buenos días!
José Luis / Montagmira: En esta película eres la guionista, directora y productora y por tanto el resultado debe ser muy próximo a lo que deseabas hacer. Me ha gustado como se presentan los personajes, el desarrollo de las tres historias, … entiendo que el paisaje ayuda a contar la historia, especialmente al ser árido, y que era necesario rodar allí (Kurdistán iraquí), pero ¿Cómo te sentiste al viajar allí? ¿Cómo era aquello?
Anna M. Bofarull: Resultó muy interesante y enriquecedor. Muchos acentos. Estuvimos trabajando con mucha gente, no actores, que realmente consiguen transmitir con sus rostros esa realidad y la verdad que queríamos mostrar en la película.
José Luis / Montagmira: ¿Os sentíais seguras rodando en esas localizaciones tan conflictivas, considerando también que el COVID estaba en su punto álgido y siendo mujeres? ¿Temíais que el rodaje peligrara por todo ello?
Anna M. Bofarull: No, la verdad es que evidentemente daba respeto. Irak, por ejemplo, es un país donde no hay ningún seguro de rodaje que te cubra nada, con lo cual era un poco atrevido en el sentido de que nos llevamos cámaras, nos llevábamos material, … pero una vez estuvimos allí, la situación era completamente segura. Tuvimos el apoyo de toda la comunidad yazidí que nos facilitó contactos de personas, espacios de rodaje, etc. En fin, tuvimos todas las facilidades y todo el apoyo y la verdad es que nos sentimos muy seguras. Además, muy bienvenidas, sin ninguna amenaza ni ningún miedo, aunque sí que es verdad que cuando llegamos estaba empezando un poco todo el tema del COVID. Fue allí donde nos pilló el momento álgido, cuando empezaron el confinamiento, entonces fuimos descubriendo un poco lo que era el COVID, sus consecuencias y lo que suponía estando allí.


José Luis / Montagmira: ¿Cómo te afecto entrevistar a los refugiados en Irak? ¿Qué es lo que más te impactó cuando estabas documentándote?
Anna M. Bofarull: La verdad es que hablar con todas estas mujeres que estaban en estos campos de desplazados y que habían conseguido escapar de territorio de Estado islámico, después de vivir la mayoría de ellas como esclavas sexuales, me impactó. Me contaban con una dureza brutal todo lo que habían sufrido, pero con una gran generosidad. A mí me sorprendió mucho que al final, a mí, que iba allí como una persona desconocida, me contaran barbaridades que formaban parte de su intimidad y esto, de alguna forma, creó un vínculo muy especial. El hecho de recibir su confianza, y de que se abrieran de esta forma, acabó dotando al guion y a la película de infinidad de detalles, verdad y dureza. De alguna forma creó un vínculo muy importante en mí y el compromiso de hacer lo imposible por rodar la película y contar esta historia dándoles voz.
José Luis / Montagmira: Imagino que para contar esta historia todo lo que es el plan de rodaje, la planificación, debía ser bastante complicada. A veces en estas culturas resulta difícil que se ciñan a horarios concretos y que sean formales. He trabajado mucho tiempo en Marruecos y planificar es complicado. Entonces me pregunto: ¿cómo fue el seguimiento y cumplimiento de vuestro plan de rodaje? ¿Tuviste muchos problemas?
Anna M. Bofarull: La verdad es que nosotros cuando nos planteamos ir a rodar allí ya lo hicimos con cierta flexibilidad en las fechas y en el plan de rodaje. Ya sabíamos que no es lo mismo rodar en Barcelona con un equipo profesional, con unos actores que vienen a tal hora y se van a tal hora, que tienen su tiempo para comer y para descansar, … Ya sabíamos que rodar allí no era lo mismo y fuimos con un equipo mínimo. Este rodaje tenía una parte, en cierta forma, de documental, o sea, estábamos haciendo ficción, pero teníamos una flexibilidad muy grande al adaptar el plan de rodaje, las secuencias, y queríamos dejar ese espacio para el rodaje. Queríamos encontrar a las personas adecuadas que pudieran decir los diálogos con sus propias palabras. Es decir, íbamos con esa idea de hacer posible las secuencias que necesitábamos para contar la historia, pero aprovechando y enriqueciendo la película con todo lo que nos fuéramos encontrando. En ese sentido, hay elementos complicados y a veces tienes que ir adaptándote porque son países donde no están acostumbrados a ir cumpliendo un ritmo muy marcado. Por otro lado, eso te permite que salgan cosas estupendas. Te encuentras con gente que te abre su casa y, de repente, es una localización mucho mejor de lo que tú habías podido imaginar.


José Luis / Montagmira: Así, ¿repetirías la experiencia? ¿no buscarías localizaciones parecidas y más próximas como pueden ser en España o en Marruecos?
Anna M. Bofarull: Yo repetiría la experiencia, sí, sí, sí, absolutamente. Durante el proceso de desarrollo, precisamente porque en Irak no existen seguros de rodaje, todo es bastante complicado, y un poco dejándome llevar por opiniones de productores que no se atrevían a ir allí a rodar, nos planteamos rodar algunas secuencias en España, o incluso en Marruecos. Finalmente, por diferentes razones, estas opciones fueron cayendo y la verdad es que estoy muy contenta de que pasara así porque la veracidad que respira la película no hubiera sido la misma.
José Luis / Montagmira: Por supuesto. A mí me impactó mucho leer que Eman Eido, también he leído su nombre así: Iman Ido Koro, una de las tres actrices protagonistas, hubiera sido vendida por 100 dolares a un viejo de 70 años. Su interpretación en la película es muy buena. ¿Cómo fue dirigir a una víctima, como ella? ¿Existe el deseo de denunciar estas situaciones? Personalmente creo que es muy valiente hacerlo.


Anna M. Bofarull: Sí, por supuesto. Un reto era, evidentemente, el casting de la película y ver quién podría interpretar esos personajes y llegó un momento en el que, en uno de los viajes en que estábamos identificando posibles localizaciones, posibles actores, … conocí a todo un grupo de chicas jóvenes que habían sido víctimas del Estado islámico. Entre ellas estaba Iman y para mí surgió como una necesidad, bastante importante, de darles la oportunidad de que ellas mismas contaran esa historia. Después de pensarlo mucho y hablar con ellas, quisimos darle la oportunidad a Iman de poder interpretar el personaje de Arjin, más que nada sabiendo que su personaje ya al principio de la película escapa del cautiverio y no tiene secuencias tan duras de violencia como tiene el personaje de Hadia, que está encerrada y todavía sufriendo esa violencia. Sabiendo, pues, que con ella podíamos trabajar ese pasado que en cierta forma es muy parecido a su pasado personal.
José Luis / Montagmira: Eso te quería preguntar también. ¿Por qué en una escena se muestra una cicatriz en su hombro? ¿Es algo que le hicieron o que hacen a las chicas?
Anna M. Bofarull: Sí, de alguna forma queríamos mostrar su pasado, de lo que ha huido, realmente es algo muy doloroso. No solo psicológico, sino también físico.
José Luis / Montagmira: En esta película percibo que la calidad de la imagen es muy buena, mejor que en otras películas tuyas anteriores. No sé, técnicamente, si habéis utilizado otro tipo de cámaras o técnica, pero creo que hay un salto cualitativo. Al menos a mí me lo parece. ¿Ha habido algún cambio a nivel técnico? ¿habéis probado alguna cosa diferente? ¿Teníais más presupuesto?
Anna M. Bofarull: Muchas gracias. Pues sí, sí, a ver todo forma parte y todo ayuda. Realmente, pese a ser una película de bajo presupuesto, hemos tenido más presupuesto y la apuesta visual también era otra. Cada proyecto abordas de manera diferente cómo plantearlo y también el tema presupuestario afecta mucho. Aquí he contado con Lara Vilanova como directora de fotografía y creo que ha hecho un trabajo espectacular y muy interesante.



José Luis / Montagmira: ¿y qué destacarías de la cultura árabe? es decir, tú que has tenido la experiencia de estar ahí y de rodar, ¿qué considerarías que es positivo de esa cultura?
Anna M. Bofarull: Más que la cultura árabe, sería la cultura kurda. Realmente, para nosotros, todo es lo mismo, pero es muy diferente. Incluso en la película se utiliza kurdo y árabe como lenguas diferentes. Básicamente esa zona es de cultura kurda y además estuvimos trabajando muchísimo y muy vinculados con la comunidad yazidí, una minoría en esa región. Es una comunidad que no es ni cristiana ni árabe y por eso han padecido todo lo que han padecido en manos del Estado islámico. Fue una experiencia muy buena pese a lo difícil del proyecto y lo duro que era lo que estábamos contando. Nos llevamos todo el equipo una relación humana tan bonita, tan preciosa, en el sentido de que creamos unos vínculos y unas amistades muy importantes. Precisamente algo que descubres cuando viajas al Kurdistán y cuando estás rodando en ese tipo de países es que la gente te abre su casa y te da todo, comparten todo lo que tienen y eso es algo espectacular, sobre todo cuando te dedicas a hacer cine independiente y no tienes un gran presupuesto. Es decir, no vas allí con todo el dinero del mundo y con una actitud de superioridad, sino que vas a querer saber sobre ellos, a que te cuenten, a que te muestren y la verdad es que en ese sentido se establece una relación muy bonita. Ellos se sienten halagados de que alguien desde el extranjero venga y se interese por ellos y quiera contar su historia. Por otro lado, tú les estás pidiendo que participen en la producción y te ayuden a construir ese universo y en esa simbiosis se crea un vínculo muy bonito.
José Luis / Montagmira: ¿y no tienen algo de miedo a que su imagen salga en películas?
Anna M. Bofarull: No, las personas con las que coincidimos nosotras estaban encantadas de poder aparecer porque, de alguna forma, la minoría yazidí ha sido siempre muy menospreciada y maltratada, cuando no han sufrido directamente genocidios. El hecho de que alguien se interese por ellos y quiera contar su historia lo valoran. En todo caso, también tienes que ir con mucho cuidado, depende mucho de la actitud de las personas que quieren hacer la película porque al final tienes que ser muy respetuoso, sobre todo, por ejemplo, cuando trabajamos con Iman puesto que ella vivía en un campo de desplazados y estábamos rodando secuencias que apelaban a un pasado muy doloroso. Fue básico tener un equipo mínimo de mujeres porque, de alguna forma, conseguimos crear una intimidad muy sana, muy respetuosa, e íbamos todas a una en el sentido de contar esa historia y eso se percibía. Yo creo que esto queda plasmado en las imágenes.



José Luis / Montagmira: Desde luego. Además, tus películas siempre explican cosas, con ellas aprendemos. Aunque pueda parecerte mentira desconocía gran parte de lo que muestras en la película. No sabía su situación de esclavas sexuales ni tampoco el de mujeres cogiendo armas para defender sus principios en territorio islámico. Lo desconocía en ese entorno. Supongo que habrá muchas más situaciones que desconocemos. He estado pensando en utilizar tus películas en clase o, al menos, recomendarlas puesto que creo que son muy pedagógicas. ¿En alguna ocasión piensas en que puedan tener esa finalidad? ¿Las consideras educativas?
Anna M. Bofarull: Sí, es decir para mí, de alguna forma, el cine tiene esa posibilidad y a mí me gusta reivindicarlo. Al final contamos una historia y la comunicamos con muchas personas que igual no han vivido todo ese proceso, es decir, a mí esa historia cuando la leí en 2014 me afectó mucho, me impresionó mucho, y de alguna forma llevo 7 años trabajando, investigando, hablando con gente y haciendo la película. Me parece muy interesante, precisamente, que esa película pueda llegar a gente que no ha vivido ese proceso y descubrirle una pequeña ventana al mundo que no le habría llegado de otra forma. Para mí esa herramienta que es el cine es fundamental.
José Luis / Montagmira: En la en la película se plantean muchos temas de debate, por ejemplo, si las madres realmente conocen a sus hijos, porque el ser humano puede ser tan cruel, el efecto de la religión en la sociedad y cómo se interpreta, … A mí me parece especialmente curioso oír tantas veces decir a Marc que: “no es como sale en la tele”. Entonces ¿qué sale en la tele? ¿qué responsabilidad tienen los medios? ¿qué imagen nos quieren vender?
Anna M. Bofarull: Dealguna forma, en la tele, vemos Oriente Medio como algo muy lejano, muy árido, habitado por gente muy diferente a nosotros. Gente a la que no entendemos y que, en cierta forma, podemos ver un ratito pero tampoco nos interesa como para prestarles mucha más atención. Precisamente esta película lo que quiere es generar lo contrario, es decir, poner al lado dos mujeres que viven en Oriente medio con una mujer que vive en Barcelona y llevar al espectador en un viaje emocional que haga que esté empatizando con estas mujeres. Al final, las emociones básicas de madres, hijas, personas en general, son las mismas, ya vivas en Barcelona, en Nueva York o en Duhok. Precisamente, igual es esa la diferencia de lo que vemos en la tele y lo que vemos en esta película y es que al final mi idea era dejar ese poso en el espectador, la idea de que las personas padecemos igual en cualquier lugar del mundo. Nunca estás preparado para que pase algo que te destroce la vida. Estamos muy acostumbrados a ver este tipo de guerra de consecuencias de miles y miles de refugiados, pero ya cuando son tantos, y es simplemente un número, queda todo deshumanizado y descontextualizado. Mi idea era que el espectador fuera consciente de que vivir en Oriente medio no prepara a su población para esas desgracias. Al final, que te secuestren a tu hijo o que te destrocen la vida de un día para otro, rompiendo la familia para siempre, es algo para lo que nadie está preparado, viva donde viva.
José Luis / Montagmira: Sí, desde luego, es algo universal. Las tragedias pueden sucedernos a todos. En tus películas el ritmo es más bien pausado, hay contención, son realistas y dramáticas. Viendo tu filmografía me pregunto: ¿te ves dirigiendo una comedia? ¿o una de terror? En general otros géneros, ¿igual algo más banal, más comercial? ¿quizás algún encargo?
Anna M. Bofarull: Pues la verdad es que me cuesta verme ahí porque quizás, hasta ahora, al ser guionista, directora y productora y levantar un proyecto ocupa muchos años, he sentido la necesidad de que sea relevante para mí lo que estoy contando. Un poco, como te decía, pensar que tiene un sentido pedagógico o que pueda transmitir algún valor al posible espectador. Estás trabajando muchos años y es importante que aquello tenga un sentido. Precisamente por eso no me he planteado hacer comedia o género. No sé yo si el género se me daría muy bien porque tampoco soy una buena espectadora de terror, por ejemplo. Pero sí que es verdad que me encantaría recibir algún encargo, igual plantearme cambiar de registro, o sea estoy muy abierta a ello. De hecho, estoy también desarrollando una posible comedia, en todo caso, con mucho respeto porque me parece súper difícil. Así que bueno, nunca se sabe.
José Luis / Montagmira: ¿y qué te parecería ponerte delante de la cámara?
Anna M. Bofarull: No, delante de la cámara no. Eso sí lo tengo claro. Además, yo soy muy exigente, muy perfeccionista, y creo que no sería capaz de sacar los registros que intentó sacar en los actores o en las personas que se ponen delante de la cámara. Yo creo que lo pasaría muy mal y me sentiría muy frustrada por no poder estar al nivel de lo que yo misma me exigiría. Así que de momento es algo que no, no creo que vaya a pasar.
José Luis / Montagmira: Antes comentaba tu documental Hammada. ¿Cuál es tu opinión sobre la situación del Sáhara? ¿Qué piensas del punto de vista de los marroquíes? Yo he convivido mucho con ellos, de hecho, estuve prácticamente viviendo allí, y conozco su punto de vista.
Anna M. Bofarull: Es una situación que a mí me genera mucha tristeza porque yo estuve rodando allí hace 14 años y la situación no ha cambiado, no ha mejorado, al revés, cada vez están más abandonados. El hecho de que España esté reconociendo que el territorio del Sáhara occidental forme parte ya de Marruecos, me parece un insulto y un maltrato brutal. Además, me parece que se debería exigir que no sea así. Al final, España tiene una responsabilidad con ese territorio que fue una colonia suya. No ha terminado el proceso de descolonización, pero ya no solo eso, sino que ahora está aceptando que ese territorio pase a manos de otro invasor. Me parece insultante.
José Luis / Montagmira: Bueno, yo pienso un poco en las opiniones de mis excompañeros marroquíes y hay diferentes puntos de vista. Claro, cada uno lo ve de una manera, pero desde luego sí que es cierto que ha habido un abandono por parte de España. Era una colonia nuestra y lo que se merecían era ser independientes, eso está claro.
Anna M. Bofarull: Sí, evidentemente, para terminar el proceso de descolonización tienes que salir de ese territorio y darles la oportunidad de convertirse en un país. Incluso ya con los años que llevamos, con todo el tiempo que ha pasado, el movimiento de la marcha verde, ese territorio colonizado de nuevo, pero es que incluso de esta forma al menos hay que hacer un referéndum. Es que, aunque lo pierdan y la población que hay ahora en ese territorio decida ser marroquí, hay que hacerlo. Al final es el derecho de los pueblos a existir.
José Luis / Montagmira: Del documental, también me sorprendieron algunas imágenes más, digamos, anecdóticas y curiosas. Había una mujer que barría el desierto y me preguntaba ¿pero para qué? todo queda ahí. También me parecieron curiosos los tableros dibujados en la arena con el dedo y que fácil era crearlos. En fin, imágenes que me parecían curiosas y amables. Me preguntaba eso, ¿para qué barrer en el desierto?
Anna M. Bofarull: Precisamente grabé esa imagen porque era algo que esta chica hacía cada día, cada mañana hacia lo mismo. Ella quería tener ordenado y limpio el patio de su casa, que al final era la arena del desierto. Cada día lo barría y lo organizaba y me pareció una metáfora de lo que significa ser saharaui. Me pareció una imagen muy representativa.
José Luis / Montagmira: ¿y cómo vives tu función de productora y directora al mismo tiempo?
Anna M. Bofarull: Pues la verdad es que al principio con mucha dificultad e intentando siempre que no fuera así, pero he llegado a un punto que me siento cómoda con esta función y además soy capaz de verle las ventajas. De alguna forma me da la libertad de poder dedicarme mucho tiempo a la película, de no tener que estar pendiente de si ahora puedo financiar la parte de guion, solo la parte de tal, … o sea me permite dedicarle mucho tiempo al proyecto. De esta forma siempre vas puliendo, mejorando, trabajándolo y vas viendo cómo funciona la industria, te sientes más cómoda moviéndote dentro de ella. Ahora muy contenta, la verdad.
José Luis / Montagmira: Y siendo tus funciones las de productora, directora y guionista, estando tan implicada en tus proyectos, ¿miras mucho las opiniones que hay por internet? ¿lees las críticas en las webs sobre cine? Eso, iba a decir: “te obsesiona”, pero no, quiero decir, te preocupa.
Anna M. Bofarull: Pues me interesa, no busco, no estoy muy pendiente, pero sí que lo que me llega lo miro. Me resulta muy interesante sobre todo porque cuando estás tanto tiempo desarrollando un proyecto te parecen muy claras ciertas cosas, pero, a veces, el espectador no lo percibe igual. Es precisamente muy interesante ver esas diferencias en las percepciones. Cosas que a ti te parecen muy claras a otro no, cosas que a ti te parecen relevantes a otro no o al revés, cosas que tú no le has dado una gran importancia y de repente para la opinión de otra persona aquello es fundamental. A mí me resulta interesante sobre todo para para aprender y para matizar las opiniones previas que yo misma pueda tener.


José Luis / Montagmira: Pues ya para concluir, te felicito por esta excelente película que recomiendo. No la pude ver en el BCN FILM FEST por varios motivos, pero sé que ha estado en muchos festivales y que ha funcionado muy bien. Te felicito por denunciar estas situaciones y me alegra, también, que cada vez haya más directoras y una participación tan amplia de mujeres en el cine. Por ejemplo, en esta película creo que la mayoría del equipo eran mujeres ¿no?
Anna M. Bofarull: Sí, sí, exacto. La parte que rodamos en el Kurdistán iraquí éramos un equipo, mínimo, de 10 mujeres y luego algún apoyo local. En la parte de Barcelona sí que éramos un equipo más mixto, pero digamos que las jefas de equipo eran todas mujeres.
José Luis / Montagmira: También aprovecharé para colgar un link a CIMA, que no conocía, y me parece interesante. Lástima no haber podido hacer la entrevista presencial. En todo caso, todo un placer.
Anna M. Bofarull: Muchísimas gracias, igualmente.


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