Película de Ana Guevara y de Leticia Jorge
Crítica de Véronique GILLE, traducción adaptada
Duración: 74 min.
Año: 2024
País: Uruguay
Dirección: Ana Guevara, Leticia Jorge
Guion: Ana Guevara, Leticia Jorge
Música: Luciano Supervielle
Fotografía: Soledad Rodríguez
Reparto: Chiara Hourcade, Victoria Jorge, Eva Dans, Fernando Amaral
Género: Drama. Amistad.
La singularidad de la película de Ana Guevara y Leticia Jorge se debe en parte a que sus heroínas, Elena, Adela y Lucy, son tres buenas amigas corrientes llevadas al pasado de una amistad inquebrantable hasta la muerte de una de ellas. Se asume un ligero aspecto feminista en la película a pesar de una trama muy delgada e incluso tenue. Quizás incluso podríamos pensar que no hay trama. Se trata de escenas de la vida cotidiana yuxtapuestas para recordar un momento de vacaciones dedicado a leer las investigaciones del comisario Maigret, el personaje clave de Georges Simenon. La vida diaria de estas amigas es aburrida; de vez en cuando surge un poco de fantasía, pero la película no escapa a la abundancia de buenos sentimientos y, a veces, parece una bobería.



Las primeras escenas arrojan luz sobre el duelo de estos amigos reunidos para la ocasión: muchas lágrimas, gemidos y brazos apretados contra corazones infelices. Pero el espectador permanece impasible ante tanta artificialidad que no le hace empatizar con las protagonistas y, de repente, no quiere llorar. Además, los personajes femeninos principales no despiertan mucho entusiasmo porque no se revelan lo suficiente. Están retratados con grandes trazos sin ninguna delicadeza real. Podríamos esperar que su armadura se rompiera gradualmente, pero al final, detrás de esta armadura, no hay nada. Las directoras no logran insuflar sueños y poesía a esta historia y la atmósfera permanece seca.



Reconozcamos que el tono de la película suele ser ligero, incluso en su final para que no se vuelva pesada y eso es una ventaja. Sin duda porque la película celebra la amistad femenina, libre, unida e inquebrantable. Sin embargo, la fotografía no es especialmente bella, a menudo está saturada y la estética no parece ser una gran preocupación para las dos directoras que sólo cuentan una historia, pero no crean una balada que la distinga de otras historias de amistad. Ni paisajes suntuosos que magnifiquen las escenas, ni cielos de algodón ni espacios abiertos o muy raramente. La falta de originalidad de la película dificulta cualquier análisis y no permite que sus personajes revelen su autenticidad.



Para estas amigas inseparables y cómplices, el tiempo se detiene con la muerte y lo que interesa sobre todo a las cineastas es el viaje al pasado que emprenden las tres mujeres. Un pasado en el que se sumergen, se alejan volando como si, antes de abandonarse, pertenecieran al inmenso mar. Una fusión infinita que consigue adquirir, aunque sea de forma muy efímera, una dimensión casi espiritual. Es una película fraternalmente femenina, pero también es una película aséptica con un cóctel muy pequeño de emociones. Las tres actrices principales tienen una actuación irregular, a veces natural, a veces forzada, a veces predecible, a veces aburrida.



Aburridas como pueden ser algunas escenas trilladas de películas sobre la amistad plagadas de bailes, desahogos, alcohol y drogas. Por lo tanto, la dirección rara vez es inventiva. Ofrece una crónica sencilla, llena de latidos que rayan en el sentimentalismo, pero también llena de rellenos. Película poco convincente, sigue siendo un objeto artificial, oportunista como una película que nunca será y que desactiva en una secuencia lo que instala en la anterior con una puesta en escena aproximada, si queremos ser amables; invisible, si queremos ser clarividentes. Uno puede ir a ver la película por muchos motivos, pero ciertamente no cinematográficos.



Para ver la versión en francés pulsar aquí.
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