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Acción, BCN FILM FEST, Drama, HISTORIA, Suspense, Thriller

HARBIN

Película de Woo Min-ho, Corea del Sur, 2024

Crítica de Véronique Gille, traducción adaptada

Duración: 108 min.

Año: 2024
País:  Corea del Sur
Dirección:  Woo Min-ho
Guion:
Woo Min-ho
Fotografía:
Hong Kyung-pyo Música: Cho Young Wuk

Reparto: Hyun Bin, Park Jung-min, Jo Woo-jin, Jeon Yeo-been, Yoo Jae-myung, Park Hoon, Lee Dong-wook,
Género:   Acción. Suspense. Drama. Histórico. Espionaje

      Harbin es una película brillantemente narrada y visualizada. Se trata de una muy buena película de acción cuya trama nos sumerge en este convulso periodo en el que Corea se encontraba bajo ocupación japonesa, y más concretamente en el año 1909. Un grupo de activistas liderados por el carismático Ahn, defensores de la independencia coreana, se prepara para una peligrosa misión: eliminar a Ito, el principal artífice de la invasión japonesa. La trama ofrece una atmósfera claroscura que refuerza la clandestinidad de los insurgentes frente al ocupante japonés, pero también sus rivalidades secretas con su cuota de traiciones. Esta atmósfera particular se debe a menudo a la poesía de la fotografía, que hace que las escenas más violentas (en particular, la secuencia inicial) sean hermosas y épicas. Todo ello acompañado de una banda sonora en completa armonía con los movimientos de las luchas. El negro y el azul son los colores dominantes, seguidos de gamas de beige y marrón.

      La mayor parte de las  escenas son interiores (una prisión, un taller, un tren, una cueva, un almacén, entre otras), lo que también acentúa la sensación de encarcelamiento y asfixia que pueden experimentar los coreanos ante la implacable opresión japonesa. Otro elemento que realza la singularidad de la atmósfera es su aspecto de película de espías que hace que su desarrollo sea fluido, su puesta en escena dinámica, ofreciendo pocos tiempos muertos, por eso este largometraje es agradable de ver. Asimismo, el reparto ofrece muy buenas actuaciones como la de Hyun Bin (Ahn) y Park Jung-min (Woo). La fotografía es notable y la banda sonora acompaña sutilmente los momentos importantes de la historia. Este fresco operístico sobre la resistencia coreana nos permite comprender mejor la historia de este país. Sumergida deliberadamente y a menudo en la oscuridad, la película comienza con una impresionante secuencia de guerra.

     Con un sentido del ritmo y un montaje en movimiento hipnotizante, el director cierra una introducción antológica que simboliza en una sola imagen el equilibrio entre las dos fuerzas presentes cuyo final de combate   entre el capitán japonés ocupante y el líder de la resistencia, Ahn, sigue siendo una secuencia de puro claroscuro que magnifica los rostros de los actores. Así, desde los primeros minutos de la película, Woo Min-ho anuncia explícitamente el color de la aventura que está por venir. Se aventuró en el cine bélico, pero también en el cine histórico de espionaje, y demostró un formidable conocimiento técnico y una obsesión por el encuadre perfecto que transforma cada secuencia en una maravilla de estética y atmósfera. Lejos de ser una simple película de acción, a pesar de una batería de secuencias antológicas que puntúan la narración como tantas explosiones rítmicas, Harbin más bien nos remite a referencias clásicas del género.

     El espectador occidental, sumergido sin previo aviso en este período complejo, puede lógicamente sentirse perdido en la historia que se desarrolla: una docena de personajes coreanos y japoneses se entremezclan en escenas de densos diálogos, pero la estructura del escenario, inspirada en hechos reales, se va volviendo cada vez más clara. Por un lado, seguimos a un pequeño grupo de combatientes de la resistencia que preparan ataques con explosivos o armas de fuego. Por otro lado, el capitán japonés «indultado» por Ahn está obsesionado con desmantelar las células rebeldes. Con ahínco y brutalidad, el capitán caza a su salvador mientras la resistencia coreana busca la identidad del topo que traicionó su bando. La rebelión debe existir en la mentira, en la rivalidad, en la huida. Discusiones estratégicas, vigilancia en las calles y en las estaciones de tren, escenas de acción, reuniones en lugares oscuros. El espíritu del thriller parece haberse teletransportado a este vals de hazañas de armas y densas pretensiones. La pieza central de resistencia, elaboradamente expuesta y orquestada con piezas de bravura, atrapa a los protagonistas en un tren coreano. La tensión es de tal alcance que las otras secuencias palidecen en comparación. Es por ello que el espectador puede entusiasmarse con el cuidado puesto en la reconstrucción de este período convulso.

     La película da una sensación de clima de esperanza con riqueza de detalles, donde los signos de una posible victoria no quedan relegados a un segundo plano, porque Ahn y sus acólitos prefieren ser aplastados bajo el peso de la certeza de que es mejor morir libre que vivir encadenado. Los rebeldes se muestran tan heroicos y ciegamente dedicados a su misión (el personaje de Kim es prueba de ello) como despiadados y sádicos son los japoneses. Ahn, un hombre escurridizo, cuya magnanimidad se pone de realce en cada mirada, es la fuerza impulsora del suspenso. La desventaja de la historia, al observar esta figura atormentada, es que algunos de los personajes secundarios son unidimensionales. Aparte del cuarteto principal (Ahn, Woo, Kim, Lee), el director le da al resto del elenco poco espacio para existir, más allá de sus acciones y coartadas del guión.

      Lo que nos mantiene clavados en la pantalla es esa sensación de inevitabilidad que rodea al movimiento de resistencia para el cual cada sacrificio es una victoria, como expresan las palabras de Ahn en las imágenes finales de la fusión del hombre con su tierra de hielo. La película cumple sus ambiciones. Todos están jugando un juego peligroso y este largometraje muestra claramente la dureza de los tiempos y por qué los combatientes de la resistencia estaban dispuestos a dar sus vidas para recuperar la independencia de su país. Los personajes principales tienen mucha profundidad, son complejos y humanos y una puesta en escena impecable los conduce sin falta, así que a nivel formal, Harbin es un éxito. Para concluir,  es una película que aprovecha mucho la tensión y el suspenso y consigue utilizarlos como activos para dejarnos una impresión duradera. Clásica en sus intenciones, la película es, sin embargo, embriagadora en su poesía y su brillante viaje al mundo de Woo Min-ho.

Vista en BCN FILM FEST IX de Barcelona

Harbin – Crítica_ versión en francés

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