Película de Arturo MONTENEGRO, España, Panamá, Uruguay
Crítica de Véronique Gille, traducción adaptada
Duración: 126 min.
Año: 2025
País: Panamá
Dirección: Arturo Montenegro
Guion: Andry J. Barrientos, Andrés Clemente, Arturo Montenegro
Música: Carla F.Benedicto
Fotografía: Aaron Bromley
Reparto: Megan Montaner, Carlos Bardem, Antonio Dechent, Gustavo Bassani, Jaime Newball, Nick Romano, Agustín Della Corte, Henry Twohy, Verónica Ortiz, Gaby Gnazzo, Antonio Andrés Rosello, Leo Wiznitzer, Andrea Pérez Meana,
Género: Thriller. Drama. Abogados. Basado en hechos reales.
El dinero lo corroe todo. Desde el principio de los tiempos. Papeles ofrece un vistazo al escándalo que sacudió al mundo en 2016, cuando Panamá se convirtió en el centro de atención tras la publicación de datos privados sobre empresas offshore. Es una mezcolanza de los entresijos, la histeria y el estrés generados por este mundo de finanzas desenfrenadas. También es el retrato de una mujer, Ana Méndez, directora financiera del bufete de abogados involucrado, quien se vio envuelta en el juego del dinero, lo que finalmente la llevó a la ruina.


El primer escollo de la película es que Megan Montaner, por desgracia, no siempre resulta convincente en el papel de Ana Méndez, una mujer sumisa pero insumisa que se aferra a ilusiones, acumula espejismos y toma decisiones lastimosas en un intento por salvar a personajes taimados, o sea los dos fundadores del bufete en cuestión. Es una protagonista condenada a oscilar entre momentos de lucidez y aturdimiento. Perjudicada por una narrativa inconexa con numerosas elipsis, perdemos rápidamente el hilo del razonamiento del personaje, quien, creyéndose a veces Dios, pierde el control.


Por lo tanto, la narrativa no resulta convincente y resulta difícil comprender el entramado de los acontecimientos que llevaron al escándalo. Quizás el director quiso transmitir información sin explicar nada explícitamente, pero su enfoque falló. Su protagonista no conmueve; simplemente inquieta. Atrapada entre la fría ambición y la reflexión ingenua, Ana Méndez también simboliza una época: es la historia de la megalomanía que floreció en el terreno fértil de la desregulación y la búsqueda incesante de beneficios bancarios en la década de 2000.


El segundo escollo es que la película intenta ser un retrato de dos Rastignac – los fundadores del bufete panameño que son los sucesores del héroe de Honorato de Balzac– transformados en adictos a la especulación para su propio beneficio; sin embargo, este retrato superficial se convierte en un viaje asfixiante: la fiebre de las operaciones, las artimañas, las estafas, Papeles no muestra todo esto, y a menudo nos deja con ganas de más. El diálogo es plano, predecible y merecía ser más sustancial. Además, la película adolece de una dirección sosa y desprovista de modernidad. El enigma de los fundadores sigue sin resolverse, y la película no siempre mantiene una sensación de verosimilitud.


Por supuesto, el tema no es precisamente glamuroso y, en última instancia, la película casi parece una defensa de todos los involucrados en el escándalo sin arrojar luz sobre los mecanismos de su caída. Este es el tercer escollo de la película. La yuxtaposición de una evidente caída personal (la de Ana Méndez) y la implicación implícita del grupo crea un desequilibrio, una forma conveniente de eludir cualquier tema controvertido. Es un ascenso irresistible que termina en una caída espectacular. Demasiados factores debilitan el conjunto: las imágenes excesivamente azuladas, la artificialidad de ciertas escenas familiares y la música, en ocasiones empalagosa, no logran captar el interés del espectador. Resulta verdaderamente difícil sentir empatía por esta joven “loba de Panamá” y sus compinches, presentados como personas comunes, sin duda, pero impulsados por la codicia y desconectados de la realidad.


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