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EL PADRE DE NAFI

EL PADRE DE NAFI, película de Mamadou Dia

                                                         Traducción adaptada de Véronique  Gille

Duración: 107 min.

Año: 2019
País: Senegal
Dirección: Mamadou Dia
Guion: Mamadou Dia
Música: Gavin Brivik
Fotografía: Sheldon Chau
Reparto: Alassane Sy, Penda Daly Sy, Saikou Lô
Género: Drama.

El Padre de Nafi es una película hermosa, poética, imprescindible. El nombre del padre de Nafi es Tierno, es un imán cuyas ideas moderadas van escapándose en cada momento de sus miradas, de sus gestos y su amor a sus seres queridos: Nafi, su hija y Rakia, su mujer. En él todo es precisamente ternura, dulzura, escucha y respeto. Parece acariciar a la gente sin tocarla jamás.


En numerosas secuencias, el espectador quisiera rozar las lágrimas que se niegan a correr por su mirada frente al oscurantismo, al salvajismo. A lo largo de la película, Tierno, magnífica y empáticamente interpretado por Alassane Sy, intenta ponerse en el lugar del otro para mejor escucharle, comprenderle y respetarle, bien se trate de su familia o de sus feligreses. Él quisiera decirles que todo saldrá bien merced a su corazón inteligente en una sociedad senegalesa que se deja deslumbrar por las palabras oscurantistas del integrismo religioso. Pero la belleza de Tierno no puede nada contra el absurdo manipulador e intolerante. Por eso, a menudo, Tierno se queda en silencio frente al discurso inepto de su hermano Ousmane cuyo integrismo hiela la mayor voluntad de apaciguamiento. Ousmane no razona, recita, juzga, soborna, impone, grita ante su hermano callado. Los primerísimos planos, muy presentes en la película, siempre consiguen sugerir la lucha interna de cada personaje.


El propósito de Tierno es antes que nada preservar a su hija, Nafi, que acepta casarse con Tokara, su primo que sueña con hacerse bailarín aunque es sumiso (casi) irremediablemente a su padre Ousmane. ¿Cuál será el futuro de Nafi presa de esos seres cegados por el dogmatismo? Esa es la mayor preocupación de Tierno que se siente débil y cobarde ante la trampa que le tiende el destino. Sin embargo esa unión permitirá a Tokara que su sueño de hacerse bailarín sea realidad, lo que entendió Nafi. En tanto que mujer casada ella podrá seguir una carrera en la universidad. Si se casan, ambos irán a Dakar donde se alejarán y se librarán del yugo de Ousmane.


Al vivir siempre en función de los demás, Tierno no parece haberse dado cuenta de que el razonamiento de Nafi es acertado. Es más, la complicidad entre los dos jóvenes es densa, vasta, luminosa. Sus vidas tropiezan con la ferocidad de una lectura inflexible de la religión que vuelve a las personas seres enajenados de los dogmas y puede devorarlo todo. Las imágenes de la película muchas veces son bellas, teñidas de multicolor y de un camafeo de tonos ocres y beis que evocan la índole moderada de los caracteres empáticos del padre y de la hija.


Si el lenguaje de Tierno puede atraer y convencer, no puede nada contra las sumas cuantiosas ‘descargadas’ por los reclutadores religiosos, brutales e intransigentes, en el pueblo. Las palabras de Tierno son incapaces de concretar una sublevación contra las de Ousmane mortíferas y letales. El choque de esos dos lenguajes desemboca ineludiblemente en el fracaso y la muerte.


El mundo oscurantista “produce monstruos”, es sombrío, desesperado, pero a veces iluminado por una luz de esperanza como lo es la salida de Nafi a Dakar. Por si acaso existiera un lugar mejor donde dejar su maleta. El Padre de Nafi es una maravillosa muestra de humanidad: Tierno no es un héroe y de todas formas el heroísmo es una palabra demasiado fuerte. Cada uno sueña con actitudes nobles, pero de hecho, el héroe da la espalda a lo que ama. Es pues un largo rechazo y Tierno es un personaje que acepta, que no rechaza.


Secuencia tras secuencia va afianzándose el personaje de Tierno con sus miradas justas y tiernas en la cara oscura de las cosas y posturas y poco a poco surge un ser excepcional que ha actuado de manera imperceptible por los demás. Debilidad y cobardía para los hombres del pueblo, fuerza y valor para el espectador. La secuencia final que sigue la salida de Nafi a la capital está empapada de tristeza, pero también es una joya de amor puro. Al final la película enseña que el amor se lleva la victoria interna y sobrevive aunque nadie lo dice: una mano puesta con delicadeza en el hombro del otro que consuela recuerda que los gestos lentos y el cuerpo a veces torpe del padre de Nafi nos cuentan tanto nuestros desconciertos, nuestras flaquezas, nuestras inquietudes, nuestros miedos, nuestras intranquilidades. Sí, quedo convencida: es una película sumamente hermosa.

Para ver versión en francés pulsar aquí.

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