Flow, película de Gints Zilbalodis
Duración: 83 min
Año: 2024
País: Letonia
Dirección: Gints Zilbalodis
Guion: Matiss Kaza, Gints Zilbalodis
Música: Rihards Zalupe, Gints Zilbalodis
Género: Animación. Aventuras. Gatos. Animales. Cine familiar
Una película en la que todo fluye como el agua y como el propio título indica. Una metáfora del fluir en la vida aceptando los hechos, adaptándose, mentalizándose y observando la sucesión de circunstancias e imprevistos que esta nos depara. Es necesario ser flexible y “caer de pie” como los gatos para poder continuar un día más. “Be water my friend”



El o la protagonista, pongamos que es un gato, nos atrapa por el encanto y la ternura que solo estos felinos pueden tener. No se especifica el género de ningún personaje, ni podemos atribuirles ningún nombre más alla del genérico de su especie, haciendo más universal esta historia en que cada animal posee unas características y personalidades muy definidas. El gato explora su entorno incesantemente movido por la necesidad y la curiosidad, que todos asociamos a estos felinos. El miedo, en su caso, no es paralizante y le empuja hacia nuevas situaciones. Ya desde un inicio, sutilmente, se nos muestra la magnitud de los eventos que va a afrontar el gato al ver esas gigantes figuras felinas que se van cubriendo de agua ahogando la esperanza de acogerse a ellas para salvarse. La ausencia de humanos también es preocupante y simbólica. A pesar de que el miedo no desaparezca y sepamos que los desafíos de la vida se pueden repetir en el futuro vemos como el gato aprende, se relaciona, y va consiguiendo herramientas para superar futuras adversidades. En este sentido es una película esperanzadora y positiva.



Todos los animales protagonistas nos recuerdan comportamientos y culturas humanas, albergando la esperanza de un entendimiento global ante la necesidad de enfrentar grandes problemas como el cambio climático, la escasez de recursos, la inminente diversidad de puntos de vista e intereses, … y la necesidad de concienciación sobre la sostenibilidad. El lémur es otro personaje simpático que con su avaricia nos recuerda la “cositis”* que tenemos los humanos. Una acumulación incesante de objetos que se convierte en absurda y pueril conllevando más preocupaciones que alegrías.

El cuarteto principal me transporto a mi infancia recordando a los músicos de Bremen, aquel entrañable cuento en que la amistad aúna, también, a los seres más dispares. Es en este aspecto que la película es especialmente recomendable y positiva ya que deja una importante reflexión sobre el entendimiento, la tolerancia, la actitud, el aprendizaje, la amistad y la afinidad, que no siempre es fácil de identificar ni tiene porque darse con los seres más próximos a uno mismo. Entre otras cosas, podemos reflexionar sobre el hecho de que logran entenderse sin palabras, con naturalezas tan distintas, con manadas que les reclaman, etc. ¿por qué no podemos entendernos los humanos? En este sentido, es un tanto profunda y puede no ser lo suficientemente entretenida para los más pequeños.



La película tiene un buen guion y muy buen ritmo, que no implica que sea acelerada pero si tensa. Hay enormes movimientos de cámara vertiginosos y es sorprendente que haya sido realizada con relativamente pocos recursos (45 personas y 3,5 millones de euros). Al ser una película protagonizada por animales la música se vuelve muy relevante y expresiva.

La animación se ve un poco cuarteada en algunos momentos y el gato aparece extrañamente borroso o con una tonalidad que no parece encajar con las luces y sombras de su entorno. A pesar de ello, se puede afirmar que el equipo del director letonio, Gints Zilbalodis, hace un uso genial del software libre Blender consiguiendo una película redonda que esta recibiendo su merecido reconocimiento y puede llevarse un par de estatuillas en la 97ª edición de los Oscar el próximo 3 de marzo.
* palabra extraída del libro: Cómo domesticar a un humano.
Bolt
Dado el entusiasmo generalizado por esta película, fui el domingo al cine y, pasando de «brutalidades», le dije al chico de la taquilla: «Una entrada para la sala siete». «¿Qué película?» Me espetó, seguramente pensando que soy deslíxico y confundo los números. Hasta que respondí yo, todo convencido «Flow», y me dio mi entrada. Y vi «Flow». Y me dejó algo frío.
Primero, un aviso para progenitores: por mucho que los padres insistan en ir con sus hijos al cine a ver esta peli, no es animación para niños.
Segundo, cuatro errores que todo amante de los felinos nunca perdonará: Los gatos tienen almohadillas en las patitas, por lo que no hacen ruido al caminar. Cuando beben o comen, cierran los ojos. Cuando caen, siempre aterrizan sobre las cuatro patas (tienen un sistema en la columna vertebral que les permite girar en el aire en un pispás). De modo que, cuando la gata cae de la punta del palo de la barca, se da una costillada y queda inconsciente… ¡es imposible! Y el cuarto y último error imperdonable, es que me pongan una película con una gata negra de protagonista (¡como la mía!) y no consiga empatizar con ella.
A partir de aquí empieza la tralla. Quien no quiera que le destripe la película, que se detenga. Así podrá visionarla en estado virginal. Quien siga leyendo, allá él.
Vamos. El problema que tengo es que no quede clara la historia, ni qué representan los personajes. Y si después de ver una película es necesario que nos cuenten la historia, pues vamos mal. Veamos:
Un mundo en el que no hay personas pero sí sus trazas (casas, barcas, esculturas de gatos…). Entiendo que las personas han desaparecido o han evacuado la zona de repente. Entiendo que la gata se acuesta en su casa, en la cama en la que dormía con su amo (aunque los gatos no tienen dueño). ¿Por qué todas esas esculturas y dibujos de gatos? Incluso ésa tan grande, con el andamio, a la que la gata acaba subiendo. ¿Qué quieren decirnos? ¿Acaso ha vivido la gata de un mundo en el que estaba diosada? Entonces, a partir de la marcha de los humanos, debe buscarse la vida. Y no es fácil, pues abundan los animales más grandes y fuertes que ella: los ciervos, las aves secretario, y la temible jauría de chuchos. (Lo siento, yo soy de gatos).
Y viene el agua. Primero entra de repente y después sube paulatinamente. Y comienza a arrasar todo el mundo que conocemos. Entiendo que el agua es simplemente una dificultad, algo a lo que nos debemos enfrentar. Adiós zona de confort.
Y llegamos a la barca de los animales. ¿Esto dónde lo habré visto ya? Mira, ponme un orangután, una cebra, una hiena y un tigre… y me lo creo. Porque poco más o menos se comportan como los animales que son, y si no, da igual, porque está bien planteado y la trama le acaba dando sentido. Pero un ave secretario, una capibara, un perro, un lémur y una gata, tal y como está presentado (timón en pata), no cuela. Además, por mucho que se haya comentado, no se comportan como los animales que son. Que la cosa va sobre la amistad y que en grupo tenemos más posibilidades de afrontar los desafíos, lo entiendo. Pero ocurren cosas que no soy capaz de hilar.
A saber:
1) La especie de ballena con antenas, ¿por qué salva a la gata de ahogarse? ¿Por qué dos veces? ¿De verdad era necesario que nos repitieran la escena? Qué horror de repeticiones. ¿Cuántas veces va la gata al agua?
2) ¿Por qué el ave secretario se enfrenta a su clan para proteger a la gata? ¿Puede haber una misión? En una escena anterior el ave había cogido a la gata y la había tratado de llevar a la montaña, pero la acaba soltando cuando interfiere otro pajarraco. Como el grupo de aves le lastima el ala, toma el mando en la barca y pone rumbo a la roca.
3) ¿Por qué el sueño donde los ciervos corren en círculo alrededor de la gata? Pienso que en este sueño la gata está encima del mismo círculo grabado en el suelo que después vemos en la escena de la cima de la roca.
4) ¿Qué sucede cuando gata y ave secretario se encuentran en la cima? ¿Qué significa el túnel de luz y que el ave se vaya? ¿Era necesario una especie de sacrificio para que las aguas bajaran? Si es así, ¿cómo lo sabía el ave, que había tratado de llevar a la gata volando hasta la roca?
5) Suponiendo que fuese necesario el sacrificio para hacer bajar las aguas, ¿qué pinta la gata, si al final es el ave quien se inmola?
6) La caracterización de los personajes: el perro pasa de su antiguo grupo de amigos (no era una amistad real) y termina en un grupo nuevo, éstos en serio porque se ayudan. La capibara poco trabajada, no hace nada. El lémur aprende a valorar otras cosas, no los objetos que atesoraba. El ave no sé. Y la gata tampoco sé si tiene una evolución. Bueno, al inicio, ve su reflejo en el agua y está sola. Al final, ve su reflejo y sus tres nuevos amigos se ponen junto a ella. Se han ayudado unos a otros. Ya no está sola. Si esto es todo, resulta que simplemente será una fábula con animales sobre la amistad. Pero dura ochenta minutos. ¡Claro que esperamos más!
Todo lo que comentas en la entrada sobre el calentamiento global y unirse para darle respuesta ya lo había pensado. Pero no le veo. ¿Sabes por qué? Porque las capibaras son sudamericanas, los lémures de Madagascar, los secretarios de África y los perros y gatos de todas partes. Primero lleva el timón la capibara. Luego el secretario, y es muy autoritario. Después, ante la presión de los otros animales para salvar a los perros (que todos sabemos que saldrá mal), el secretario, que no está de acuerdo, deja el timón. Que vuelve a coger la capibara. Si fueran animales procedentes de países que dices «tienen poder» o «llevan el timón de las cosas en el mundo», rollo EE.UU., China… Lo vería. Pero la procedencia de los animales me decanta por descartar cualquier mensaje ecologista.
Pero bueno, pajas mentales mías. Si el batiburrillo de animales que se nos presenta, lo más probable es que hayan huido de un zoo. Como seguro que todo «Flow» no sea más que una ida de olla salida de la cabeza de un animador letón. ¿O no nos hemos rayado ya bastante con sus cortometrajes de animación en el Animac? O quizá sea yo, que necesito un segundo visionado.
montagmira
Menudo desarrollo. Más que un comentario es una nueva crítica. Deberías publicar 😉. Muy interesantes las ideas propuestas pero quizás muchas de ellas ni se las planteara el director. En todo caso, creo que una de las virtudes de la película es precisamente esa, poder pensar sobre ella y que quiere contarnos. De esta forma, queda más tiempo en nuestro recuerdo y sirve para, al menos, plantearse cuestiones (que no es poco).