Cine actual: estrenos, recomendaciones y festivales.

Acción, BCN FILM FEST, Bélico, Drama, HISTORIA, Thriller

HAMMARSKJÖLD. LUCHA POR LA PAZ

Una película de Per Fly, Suecia, 2023

Crítica de Véronique Gille, traducción adaptada

Dirección: Per Fly
Guion: Ulf Ryberg y Per Fly
Director de Fotografía: John Christian Rosenlund FNF
Música: Raymond Enoksen
Reparto: Mikael Persbrandt, Francis Chouler, Cian Barry, Colin Salmon, Sara Soulié, Hakeem Kae-Kazim, Thure Lindhardt, Richard Brake, Martin Venter, Zak Rowlands, …

Nacionalidad: Suecia
Duración: 112 minutos

Genero: Biopic. Guerra Fría. Drama. Cine histórico. Colonización.

Por el título intuímos que será un resumen de los últimos años de vida del diplomático sueco Dag Hammarskjöld como secretario general de la ONU (1953-1961) y de la actuación de este hombre comprometido. Podríamos temer cierto academicismo que muchas veces rodea al biopic, pero aquí no significa aburrimiento ni prosaísmo. De hecho, la película resalta su valor testimonial al infiltrar en los créditos fotografías de archivo, imágenes televisivas de los suecos tras la muerte violenta del diplomático y sus propios escritos que marcan la película. Son argumentos que sirven para sustentar el mensaje del personaje e introducen una dimensión política que rodea tanto al hombre como a su lucha.

     La puesta en escena resulta discreta y muchas veces destila la soledad del diplomático. Muchas tomas secuenciales de Dag Hammarskjöld / Mikael Persbrandt (muy bueno) sentado en su escritorio, pensando, escribiendo, observando. Elegante y perseverante. Solo o rodeado de asesores leales y respetuosos. La cámara navega entre uno y otro en planos americanos para detenerse en primeros planos en el rostro de este entrañable personaje. Además, las secuencias terminan a menudo con la imagen del diplomático solo, liberado de una decisión tomada, pero que se sabe prisionero de las triquiñuelas del mundo político. Por ejemplo, la cámara no tiembla durante su discurso en la ONU cuando anuncia que no dimitirá y expresa así su profunda determinación de continuar su lucha. El actor sueco compone un personaje denso y rebosante de carisma.

       Mikael Persbrandt se dedica en cuerpo y alma a su papel sin sobreactuar. Lejos de un melodrama consensuado y políticamente correcto, la película funciona apoyada en buenos actores. Ciertamente, a veces es emotiva pero instructiva, porque el cineasta deja un lugar privilegiado al fondo y no a la forma. Se puede sentir que está filmando una tragedia sueca con una mezcla de clarividente desapego y enojo. El tema no es tanto, desde ayer hasta hoy, la lucha contra la colonización y la homofobia, si no la lucha a secas. Por lo que debemos luchar y seguir resistiendo. Per Fly no cae en la hagiografía dolorista. Su retrato, llevado por la interpretación de Mikael Persbrandt, matizado, encantador, preocupado, decidido, es perspicaz y entusiasta. Realismo en el lado político y poesía en el lado humano.

        El actor sueco interpreta al personaje con tacto, delicadeza y eficacia y no abruma la película. Pero las debilidades del diplomático tal vez no estén suficientemente desarrolladas, lo que impide que en ocasiones se produzcan discusiones entre los personajes (entre Ralph y Dag, por ejemplo, a la hora de tomar decisiones fundamentales). El director sigue los cánones oficiales del biopic que resultan tranquilizadores y eficaces, tomando prestadas sus convenciones y permitiéndose pocas libertades formales. Respeta la cronología de los acontecimientos, reconstituida con una cierta preocupación por la verdad histórica y no esquiva esta confrontación con el acontecimiento, las fechas, los hechos, el control de la realidad, todo acompañado de una bella fotografía. Lo interesante es que Per Fly aplica un género muy codificado a una personalidad que es menos convencional.

      A pesar de algunas extensiones, el cineasta sitúa delicadamente el debate homosexual al nivel de una lucha para empezar. Se trata de mostrar y decir sin afirmar, de explicar sin resolver nada y eso es en cierto modo otra virtud de esta película clásica, accesible y convencional. Es también un trabajo activista sensible que hace necesaria la película. Pero sin un excesivo activismo. Dag Hammarskjöld traza parte del viaje de un activista incansable y hay reverencia en el retrato del diplomático que hacen Per Fly y Mikael Persbrandt, un cuidado meticuloso para resaltar su fuerza de convicción, su humanidad, su fragilidad. Esta biografía logró combinar la intimidad del personaje y su papel político público. Detrás de este noble carácter se esconde también la historia de la descolonización, de cuya necesidad los africanos tomarán conciencia y que defenderán luchando por el reconocimiento de sus derechos.

     Aunque históricamente anclada, la historia de Dag Hammarskjöld aún está arraigada en el presente. El propósito del director cobra especial resonancia cuando hoy Palestina e Israel se sumergen una vez más en un conflicto violento y las Naciones Unidas luchan por encontrar una solución pacífica. El mundo espera… en medio de otros conflictos de territorios, de poderes más cercanos o más lejanos. Quizás en este sentido la película sea menos militante que una película politizada, pero sigue siendo una buena película universal. En su combatividad, su idealismo tenaz, su fervor al pensar en la posibilidad de un mundo descolonizado, Dag Hammarskjöld puede ser contemporáneo de la esperanza que se eleva siempre como un canto a la tolerancia en el mundo, aunque el esbozo de esta lucha por la paz parezca siempre infinito.

Vista en el BCN Film Fest en Barcelona

Para ver la versión en francés pulsar aquí.

Dejar una respuesta