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Documental, Drama, Entrevistas

Hay una puerta ahí

Documental de J. y F. Ponce de León

                                               Crítica de Véronique Gille, traducción adaptada

Duración: 79 min.

Año: 2023
País: Uruguay
Dirección: Facundo Ponce de León, Juan Ponce de León
Guion: Juan Ponce de León, Facundo Ponce de León

Música: Luciano Supervielle
Género: Documental. Enfermedad. Coronavirus

Fernando Sureda. Enrico Benito. El uruguayo. El mallorquín. El paciente. El médico. Directores del conmovedor documental, Hay una puerta ahí, Juan y Facundo Ponce de León nos hablan de este difícil tránsito de una cultura de muerte a una cultura de vida. Fernando, que padece esclerosis lateral amiotrófica, más conocida como enfermedad de Charcot (ELA), pide una muerte digna. Enrico, médico de cuidados paliativos, le devuelve la vida. Dos prioridades son fundamentales para el médico: honrar la vida para dar sentido al dolor de Fernando y reconstruir su deseo de vivir traumatizado por el sufrimiento de su cuerpo y de su mente. A su manera el documental arroja luz sobre la lucha entre los dos hombres. Digámoslo de inmediato: los dos directores no querían hacer una película militante (a favor o en contra de la eutanasia), necesariamente limitante, sino que adoptaron un enfoque empático que permitiera la comprensión necesaria para la reflexión.

    Así, los directores evitaron clichés y, en cambio, explicaron que este momento de regreso al deseo de vivir no es simple ni beato. No sólo para Fernando que sufre la violencia de la enfermedad y está profundamente marcado por lo que vive y lo que ya no puede vivir al mismo tiempo, sino también para los familiares más cercanos. De ahí el establecimiento ritual de conversaciones sanas y habituales entre los dos hombres, conversaciones donde reina la escucha mutua, donde la complicidad crece con el paso de las semanas y meses a través de las pantallas (Covid obliga), donde el humor y la franqueza encuentran su lugar. Prevalece hacer planes para viajar, leer, ver programas, comentar la actualidad de un país a otro. Las palabras, las miradas y los gestos revelan a veces el miedo silencioso de Fernando, la preocupación tranquilizadora de Enrico. El documental muestra el deseo del médico de seguir adelante, de proyectar a Fernando y su familia hacia un futuro posible, por breve que sea, antes de que anochezca y para que todos sus allegados experimenten resiliencia: el choque del combate tal vez no sea digerido, pero se podrá asimilar.

El documental nunca borra los motivos del enfado de Fernando y el diálogo, a veces difícil entre los dos hombres, tampoco termina nunca. Precisamente, porque detrás de los rostros que hablan, se ofenden, se niegan, explican, se manifiestan, discuten, ríen y lloran, se descubre al ser humano. Al encontrarse con estos dos, los directores también demuestran la necesidad de una historia personal que arroje luz sobre la sedimentación de las dificultades. Quieren ver más de cerca, comprender por qué, y se les confía la dignidad redescubierta, de hecho nunca perdida, de Fernando y el vínculo de amistad que se tejió donde sólo quedaba un inmenso sentimiento de aislamiento. Así Juan y Facundo Ponce de León salen de la imagen congelada y ponen al espectador en condiciones de sentir con empatía lo que la gente está viviendo.

    Las conversaciones intercambiadas en plano/contraplano son lo suficientemente fuertes como para profundizar en la realidad de una vida cotidiana que se ha vuelto insostenible para Fernando que se quita la máscara, finalmente, lucha corazón a corazón con la enfermedad, con su familia y con Enrico. Ante la indignación de Fernando, no es la violencia de sus palabras lo que puede impactar, sino la brutalidad de su vida robada. Así Enrico apoya, acoge la polémica, desarrolla un proyecto de vida final, íntimo, coherente, sensible, desplegando los repliegues que se producen cuando la enfermedad oscurece los días y las noches. Enrico le devuelve la vida a Fernando y lo lleva hasta la puerta, ahí…

Para ver la versión en francés pulsar aquí.

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