Documental de Sébastien LIFSHITZ, Francia, 2024
Proyectado en el OHLALÀ, FESTIVAL DE CINE FRANCÓFONO DE BARCELONA, 27 de noviembre a 3 de diciembre de 2024
Crítica de Véronique GILLE, traducción adaptada
Duración: 104 min.
Año: 2024
País: Francia
Dirección: Sébastien Lifshitz
Guion: Sébastien Lifshitz
Música: Grégoire Hetzel
Fotografía: Elio Balezeaux
Reparto: Sylvie Hofmann
Género: Documental. Trabajo. Feminismo
Este documental pinta el retrato profesional y personal de Sylvie Hofmann, enfermera jefe del Departamento de Oncología del Hospital Norte de Marsella, donde trabaja desde hace cuarenta años. Pronto llegará su momento de jubilación y el director, Sébastien Lifshitz, aprovecha este periodo antes de retirarse como un aliado cinematográfico. Por el título de la película, Señora Hofmann, el cineasta sitúa simbólicamente el documental que dedica a esta mujer de gran generosidad. En primer lugar, tiene un nombre y no se designa únicamente por su función profesional. El documental es animado y conmovedor, universal en cierto modo.


La elección del director no es mostrar -o demostrar- un sistema sanitario en crisis, ni la heroización de una enfermera, ni la descripción del vínculo emocional con sus pacientes de cuidados paliativos o sus jóvenes colegas o incluso su jefe de servicio. No, es más bien un retrato hermoso y estimulante. Describe el día a día de una enfermera en su trabajo y también destaca el compromiso del propio Sébastien Lifschitz con su proyecto. Su documental impresiona por su sinceridad. Además, la película se centra tanto en la carrera profesional de Sylvie Hofmann como en los lazos que la unen a su marido, su hija y su madre. Enriquecedor, pone de relieve las cuestiones de la profesión y de la vocación.


El trabajo. La familia. La soledad. La duda. De la adrenalina del trabajo hospitalario a las meditaciones solitarias de Sylvie Hofmann. Cuarenta años de vida profesional marcados por cuestionamientos y tomas de conciencia que han llevado a la enfermera a comprometerse con el ser humano. En el contexto de una pandemia, Madame Hofmann es un viaje al corazón de lo que nos vincula con la vida y la muerte. La cámara acompaña a la enfermera durante sus visitas, sus citas, sus descansos relajantes con su personal y sus viajes de fin de semana para reunirse con su marido en el campo. Poco a poco, Sylvie Hofmann abandona la ansiedad de la mirada de la cámara sobre ella para abrirse sin tabúes.
Sus motivaciones, sus desalientos, sus penas, su impotencia, sus esperanzas desfilan por la pantalla. La originalidad del documental es que vemos a la protagonista luchar contra complejas realidades sociales y humanas, yendo más allá de la tecnología médica para comprender a la humanidad en todas sus dimensiones. La película que podría haberse quedado en el umbral de una película de imágenes se convierte entonces en una película de cine. Sylvie Hofmann no sólo trata cuerpos sino personas enteras. El director asume un arte a la vez íntimo y comprometido, despejado de contingencias comerciales al igual que no se detiene en la enfermedad y sus fracasos.



El punto de vista es trazar una trayectoria. Simbólicamente, el documental se llena de secuencias donde la enfermera entra y sale, se desplaza de un lugar a otro sin que seamos testigos (o muy poco) de las visitas que tuvo que realizar. Es un documental interesante y entrañable, filmado sin grandilocuencia, donde descubrimos a una persona que se revela de una inmensa humanidad cuando se produce el punto de inflexión tras sus confidencias sobre su cansancio, sus penas, su miedo a una enfermedad hereditaria. Y aunque tememos salirnos del tema cuando se presentan fotografías de su juventud, exploramos un lado de su personalidad que el propósito de la película no nos podía permitir sospechar.
Cuando Sylvie Hofmann habla ante la cámara, ofrece al espectador hermosas secuencias que resaltan sus preguntas y producen un efecto en vivo. La puesta en escena es minimalista, incluso pobre, pero navegamos de lo universal a lo íntimo. La hermosa secuencia de su retiro suspende y embellece momentos de la vida que habrían sido triviales. Como si lo cotidiano se sublimara y pasara a formar parte de la esencia del cine. Un agradable momento de cine, en definitiva.
Para ver versión en francés pulsar aquí.
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