Cine actual: estrenos, recomendaciones y festivales.

Abusos sexuales, Drama, Venganza

Nina

Película de Andrea Jaurrieta, España, 2024

Crítica de Véronique Gille, traducción adaptada

Dirección: Andrea Jaurrieta
Guion: Andrea Jaurrieta
Director de Fotografía: Juli Carné Martorell
Música: Zeltia Montes
Reparto: Patricia López Arnaiz, Dario Grandinetti, Aina Picardo, Iñigo Aranburu, Mar Sodupe, Ramón Agirre, Silvia de Pé,

Nacionalidad: España
Duración: 105 minutos

Genero: Drama.Venganza. Abusos sexuales

Hablemos de cine… Hablemos de Nina dirigida por Andrea Jaurrieta. Empecemos por resumir en pocas palabras este largometraje. Nina regresa al pueblo costero que abandonó hace quince años para intentar rehacer su vida en Madrid tras vivir una experiencia traumática cuando era una joven adolescente. En su bolso de viaje, un rifle armado para su venganza. ¿Debería seguir adelante con su venganza para finalmente poder vivir su vida como mujer? Ésa es la pregunta, pero la pregunta no tendrá respuesta y rápidamente perderá su interés. Ciertamente, el tema que la directora quiere abordar, la pedofilia, es sin duda doloroso y despreciable, por lo que una película que lo plantee como argumento es tanto mejor.

      Sin embargo, cuando la película en cuestión es una mezcla de escenas manidas, ilustradas por una abundancia de ya visto, de ya oído, sin ninguna convicción real por parte de la interpretación, socaba completamente su argumento. Exponer la vulnerabilidad de una adolescente –Aina Picarolo, poco persuasiva en el papel, incluso caricaturesca- de manera un tanto simplista con una profusión de clichés que quisieran demostrar las consecuencias de una difícil construcción personal, no viene al rescate de esa película mediocre a pesar de un tema tan serio. Además, la sobreactuación de Patricia López Arnáiz en el papel de Nina adulta y la falta de convicción de Darío Grandinetti en el de Pedro manchan la credibilidad del conjunto.

        Ni por un solo momento creemos en la ignominia de este escritor halagado, honrado y respetado por todo el pequeño pueblo silenciosamente cómplice de sus acciones. No creemos en lo indecible y lo peor de la película es que, precisamente, no plantea lo peor, ¡que debería! Entonces es un mal cine y es una verdadera lástima. Los personajes podrían haber sido más entrañables y el resultado más reflexivo y menos somero. Este final no resuelve nada y es más bien la señal de una vacilación moral por parte de la cineasta. La película no presenta ninguna subversión y uno se pregunta dónde está el trasfondo sociológico. Navega sobre imágenes con una fotografía bastante bella -al menos reconozcamos este punto positivo-, pero sin talento verdadero ni profundidad relevante y desarrollada sobre las vicisitudes del género humano.

      Asimismo, Andrea Jaurrieta podría haber hecho de su película una puesta en abismo de la psique del pedófilo entre arrepentimientos, dolor y cuestionamientos de un pasado abyecto. Ella aparentemente no lo quería. Las cuestiones psicológicas y sociales que esta desviación puede generar quedan ahogadas por las repetidas provocaciones frontales de Nina, marioneta de un deseo, que a veces rayan en la mentira intelectual. Además, el final de la película no es conmovedor ni impactante: es casi ridículo. Los actores realmente no parecen confiar en la directora ni en su propio papel. En parte porque no se aborda el principio fundamental del consentimiento cuando debería haber sido puesto en el centro. Aquí sólo se discuten los temas de la complicidad, el silencio, el olvido, el abandono. De ahí esta fuerte impresión de que la película es oportunista y carece de perspectiva.

      Por un lado, muchas fallas, mucha torpeza. Nos hubiera gustado que las cuestiones fueran más apremiantes para ganar más gravedad. Por otro lado, la película aborda una dificultad que no puede sortear: la de representar escenas íntimas entre una menor y un escritor quincuagenario. Es en este otro momento cuando la película no despega tampoco, porque ¿cómo representar la ignominia sin complacencia cuando la red de seguridad del guión ha desaparecido? Lamentablemente, a la luz de esta reflexión, la película no cuestiona las fortalezas y los límites de la adaptación cinematográfica con sus primeros planos de las manos que se deslizan torpemente sobre un cuerpo o de los rostros que no expresan. Centrémonos por un momento muy breve en el personaje de Pedro. Dario Grandinetti como depredador no convence – y sin embargo, ¡qué gran actor! -, su interpretación hubiera merecido más sutileza y menos ostentación. Por supuesto ha de perorar el depredador, un héroe cuya perversión incluso los más cercanos a Nina disculpan y alaban.

          Otro defecto de la película es que Andrea Jaurrieta no sintoniza con el punto de vista de Nina, porque las dos actrices que interpretan al personaje -adulta y adolescente- no muestran emociones creíbles que guíen la puesta en escena, el movimiento de la película, su ritmo.  Nos quedamos entonces con la impresión de “mostrar por mostrar” sin poder captar, en cada escena, la vulnerabilidad de Nina y su incapacidad para consentir lo que está viviendo. La gran debilidad de este largometraje es su falta de coherencia formal y su reflexión incompleta obstaculizada por un final eludido. Su puesta en escena es tambaleante y se aleja de la intención inicial que es la denuncia, porque la película no encuentra ningún brillo liberador.

        Concluyamos ahora y digamos finalmente que Nina pierde la oportunidad de pintar en sus matices más seductores y oscuros esta sociedad privilegiada de la que Pedro forma parte. Plagada de exageraciones interpretativas y de arquetipos molestos, la película inspira más bien una sensación desagradable, una especie de malestar donde se mezclan la apatía y la indignación emocionales del espectador. Algunas escenas adolecen de falta de ideas: la directora-guionista intenta muchas cosas diferentes, pero va en todas direcciones y, a decir verdad, no sabemos qué hacer con estas imágenes que flotan en la superficie del agua…

Vista en el D’A Film Festival en Barcelona

Para ver la versión en francés pulsar aquí.

Dejar una respuesta