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Documental

ODRADEK

Documental de Juli Suárez, España, 2023

                                               Crítica de Véronique Gille, traducción adaptada

Duración: 76 min.

Año: 2022
País: España
Dirección: Julio Suárez
Guion: Julio Suárez

Música: Jordi Macaya

Fotografía: Julio Suárez y Mireia P. Maya
Reparto: Intervenciones de: Jordi María Macaya, Genisa González Carricondo
Género: Documental.

El largo, demasiado largo tiempo de un paseo entre la realidad y la imaginación, el documental de Julio Suárez nos invita a explorar el mundo del profesor Macaya (Jordi María Macaya) y la señorita Carricondo (Genisa González Carricondo). A través de la realidad de su pasión por los objetos, preferiblemente los antiguos, el teatro ambulante y el cine mudo, esta película intenta proyectar a los espectadores en un sueño al borde de lo verdadero y lo fantasmagórico. Pero este intento no tuvo éxito. Desde el principio de la película, la alusión al personaje irreal de Franz Kafka, Odradek, surge de su cuento titulado Las preocupaciones del padre de familia (1920) explica el título: un pequeño objeto en forma de estrella hecho de alambres y trozos de madera atados, brazos improvisados que le permiten mantenerse de pie. Pero ¿qué esconde este ser imaginario? ¿Esconde cosas olvidadas, el vínculo entre un mundo pasado y un mundo nuevo?

    Ésta es la carga simbólica que aparentemente le da el profesor Macaya. Inventa nuevos objetos e instrumentos que ya eran antiguos para luego escenificarse en historias mágicas, acompañado de Mademoiselle Carricondo, actriz de teatro. Las brumas matinales que rodean las montañas de Cerdanya pueden inspirar este deseo de magia, pero carecen de brillo. Mucho gris, negro, blanco, un poco de verde y azul. Entendemos que las imágenes desdibujan los marcadores del presente y exigen un viaje al pasado, guiado por estos dos artistas sinceros. Detrás del parabrisas de la furgoneta del Profesor, tomamos las carreteras secundarias para detenernos a asistir a un espectáculo en uno de los pueblos de esta tranquila Cerdanya donde estos dos seres cómplices izan las lonas de su carpa.

    Así, al volante de su furgoneta, Jordi Macaya se propone perseguir el sueño de no ver desaparecer las artes del pasado: el cine mudo, el teatro itinerante y quiere recuperar ese pasado imborrable. De forma exhaustiva, el documental explora la naturaleza del proceso creativo: la trama, los objetos, los diálogos, la puesta en escena, el juego, el viaje, el montaje de la carpa, el espectáculo. Pero, aunque hay imágenes que dan vida a los espectadores, estos no tienen palabras, son sólo rostros, sonrisas, miradas, expresiones, pero no hablan oralmente después del espectáculo. El cineasta muestra una historia real y oculta las palabras de un público expresivo. Su historia cuenta una realidad distinta a la actual, ultra conectada, como si existiera otra versión del mundo, sin embargo no sabremos qué vienen a buscar los espectadores, cómo viven este sueño de Jordi Macaya, quizás vinculados a su propia cultura, ni sabremos qué representa este sueño ante sus ojos y qué valor le atribuyen.

    Éste es el gran vacío de este documental. Un vacío (casi) incomprensible. Esta elección, sin duda deliberada, de Juli Suárez limita todo su proyecto cinematográfico. Ciertamente, siempre en situación y anclada en los lugares, la película nos permite escuchar las palabras expertas, a veces más íntimas, de Jordi Macaya, pero su espectáculo sigue siendo un viaje en el tiempo -como otros espectáculos, sobre todo en el cine, ya lo han hecho-, una apertura libre y posible, una ventana para salir unas horas sin salir realmente. El documental también puede ser una forma de concebir la inmortalidad del arte, porque con el tiempo, este arte nos muestra un espejo en el que nos reflejamos, además no es casualidad que un extracto de la película muda “El espejo mágico” (1908) forme parte del documental que es por lo demás  un útil homenaje a los creadores originales: los hermanos Lumière, Georges Méliès entre otros… Lo esencial quizás esté en otra parte, en la representación que cada uno se crea para vivir el pasado.

    Alimentado por estos fragmentos de experiencias reales, el documental estira el sueño en nuestra sociedad en movimiento, oscilando constantemente entre la autenticidad y la copia, lo real y lo imaginario. La pasión por los objetos, sus mecanismos, lo que estos objetos inducen, constriñen, proponen se muestra en parte en el documental, pero también hubiera sido conveniente interesarse por el mundo digital actual. ¿Pondrá en duda el cine, por ejemplo? ¿Cambiará su naturaleza primaria, su función? El documental no plantea estas preguntas candentes para todos los artistas hoy en día. ¿O sólo quiere decirnos que nos pone cara a cara con lo que las personas pueden ser comunicándonos un poco de la vida interior que han logrado? Además, la película está cargada de secuencias pesadas y redundantes, artificiales y aburridas. Luego siguen algunos bostezos que se reducen al deseo de terminar el viaje antes de la hora prevista. El documental se detiene al cabo de una hora y quince minutos, pero podría haberse detenido al cabo de cuarenta y cinco minutos, porque su interés alcanzó rápidamente los límites de una forma que prevaleció sobre el fondo y salimos de esta película con la sensación de un estímulo robado. Al espectador le hubiera gustado, al salir de la proyección, tener la conciencia de haber vivido un momento precioso, pero… no.

Para ver la versión en francés pulsar aquí.

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