Ficha técnica
Dirección: Garth Davis
Intérpretes: Dev Patel, Sunny Pawar, Nicole Kidman, Rooney Mara
Género: drama, infancia
País: Australia
Año: 2016
Duración: 120 minutos
Crítica
Saroo Brierle es un niño que se pierde. Primero en la India literalmente y luego en Australia al olvidar todo lo referente a su niñez, su origen y su identidad. La película es mucho más interesante en su primera parte donde a través del niño se nos muestra como se las apaña para vivir, como roba carbón, compra bolsas de plástico llenas de leche, sueña con comerse un yalebi… En la segunda mitad, película y entorno se acomodan y puede hacerse un poco larga. En la primera parte, una noche acompañando a su hermano, Saroo terminará en un tren que le llevará de su familia a la soledad. A través de la maravillosa mirada de este adorable niño vemos, en contraste, la fea maldad que le acecha. En este punto recuerda un poco a Slumdog Milionaire, tal vez también por ser el mismo protagonista de adulto. El niño, Sunny Pawar, es lo mejor de la película.
Las estrellas han salido ya y están buscando la luna
La distancia física se acabará convirtiendo en distancia emocional y Saroo aceptará su nueva vida. La película tiene poco de sorprendente. Personalmente, lo único que me sorprendió es que el niño no se asustará al ver la cara de Nicole Kidman por primera vez. En esa escena y unas cuantas posteriores da auténtico miedo. ¡Cuánto daño ha hecho el botox! En todo caso, Nicole Kidman está más que aceptable en su papel de madre cariñosa, comprensiva y decidida, haciéndonos pensar en lo admirable y valiente que es adoptar a un niño.
En Hobart (Tasmania) Saroo podrá vivir con todas las comodidades de occidente hasta que algunas circunstancias vayan despertando sus recuerdos. El principal detonador es Google Earth, que le transmite la sensación de un mundo pequeño, controlado y accesible, y le invita a soñar con reencontrarse con su familia. Su navegación a través de esta aplicación nos recuerda los primeros planos introductorios de la película.
En general es una buena película que toca (o más bien acaricia) el tema de los niños que se pierden, los abusos, la adopción y la necesidad de tener una identidad.
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