Una vez visionados todos los cortometrajes finalistas varias veces, y tras deliberar sobre su calidad artística, el jurado decidió premiar The other como mejor cortometraje de esta decimonovena edición.
Se trata de un cortometraje que nos acerca a lugares y culturas muy distantes de nuestra realidad enriqueciéndonos y haciéndonos crecer como individuos y como sociedad. El cine, aparte de entretenimiento, es una expresión cultural que nos ayuda a evolucionar. En ese sentido, The other, nos traslada perfectamente a un mundo muy diferente del nuestro, un mundo donde la cantidad de estímulos externos es irrisoria comparada con aquella a la que estamos expuestos en nuestra sociedad. Un mundo, casi sin tecnología, donde las cosas pasan lentamente acompañadas, sobre todo, por los sonidos de los objetos y la naturaleza.
A nivel narrativo se ha valorado la sencillez, el ritmo pausado, la atmosfera conseguida y la capacidad de contar una historia completa sin diálogos ni música. El cortometraje busca que la mirada del espectador acabe de dar sentido a la historia. Destaca también entre los demás participantes por su sensibilidad, simbolismo y exquisito tratamiento de la imagen donde cada plano parece una obra pictórica que conecta con el resto de imágenes. La utilización de determinados colores, acciones y objetos crea una serie de imágenes de fuerte carga poética, pero al mismo tiempo el conflicto interno del protagonista va acentuando la tensión dramática hasta que se resuelve en un acertado clímax. A todo esto, se le añade un gran nivel interpretativo.
Un premio merecido en un año de gran calidad, y mucha participación, que permite dar a conocer contenidos de difícil difusión.
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